Para formar parte de la historia de la humanidad, Dios buscó y eligió a una mujer. Llenó su corazón de gracia y amor. Ella se puso a disposición respondiendo. «Aquí está tu servidora, hágase tu palabra».
Así la mujer tiene un protagonismo especial en la historia de la salvación. El Antiguo Testamento está lleno de historias de mujeres valientes, servidoras de su pueblo, mujeres sabias al servicio de Dios y de Israel. Así llegamos a María de Nazaret.
Según la segunda lectura de hoy la Virgen es de las que no se limita a escuchar y saber el decálogo y su posterior desarrollo sino a ponerlo en práctica. Y todo ello viviendo lo fundamental de la Alianza desde dentro, desde el corazón.
Muchas mujeres, también hoy han escuchado la llamada de Dios para responder con amor y servir a su familia, a si asociación, a su hermandad, a su pueblo… Otras escucharon la llamada para consagrarse al servicio del Reino de Dios desde la caridad y la contemplación. A todas agradecemos hoy su respuesta, su decir sí a Dios y a los hombres y mujeres de su tiempo.
Pedimos y regamos para que no se ejerza la violencia sobre ellas por el hecho de ser mujer.