Luz y agua en Cortes
En todos los santuarios hay dos elementos que nunca faltan: La Luz y el Agua. Dos elementos que se utilizan mucho en la liturgia, y que por tanto son sacramentales.
Son miles y miles las luces que todos los años se encienden en el Santuario de Cortes… Son muchas las velas o luces que los peregrinos llevan a casa para hacer que la Luz de Cortes alumbre en sus hogares como signo de esperanza de sus deseos, de sus proyectos, de sus dificultades, de sus recuerdos de los seres queridos que les contagiaron el amor a la Virgen de Cortes.
En el santuario de Cortes siempre hay centenares de luces encendidas. Jesús diría: «Yo soy la Luz del mundo: el que me sigue no andará en tinieblas, tendrá la Luz de la vida.»
El Niño que la Virgen de Cortes ofrece diariamente a los peregrinos quiere ser como esa Luz que se enciende en el lucernario o en el hogar y que, alumbra la vida; da paz y esperanza en la dificultad; enseña a mirar la vida con los ojos del corazón…
Cada luz que se enciende quiere expresar un deseo…ojalá fuera el deseo de que Jesús sea nuestra Luz.
El Santuario, en el espacio de la Luz y la Esperanza, se ofrece la vela o luz del peregrino e invita a realizar el donativo de un euro que el peregrino libremente depositará con el deseo de caminar como hijo de la Luz. La vela ofrenda, para llevar por cajas, se adquieren en el espacio de devoción y recuerdos.
El Agua. Con agua fuimos bautizados. Con agua se bendice. El agua se mezcla con el vino en la celebración de la Eucaristía. En la vida ordinaria sin agua no podríamos vivir. Sin agua no hay vida.
El agua en los sacramentos significa la vida de gracia con que Dios nos quiere cuidar para que tengamos Vida.
El agua que mana en Cortes nace unos mil metros más arriba del Santuario, en la pedanía de la Hoz, y es una de las fuentes de las que se alimenta el río “Cortes” que mana al río El Horcajo o Guadalmena, afluente del Guadalimar, que a su vez es afluente del Guadalquivir, dando lugar, así, al gran valle que une la sierra de Alcaraz con la Sierra de Cazorla.
Del Pilar de Cortes han bebido durante generaciones los peregrinos que han llegado hasta el Santuario, y del mismo, daban de beber a los animales domésticos que acompañaban a los peregrinos. Del agua del río “Cortes”, cogemos para bendecirla en el santuario, el domingo de Pascua y, posteriormente cada vez que bendecimos niños, familias, automóviles, etc. De esa agua bendecida se llenan unos “tarritos” para ser llevada a los hogares, como agua bendita. Jesús diría: «Yo soy el agua viva, el que beba de esta agua no tendrá sed jamás». Señor, danos de esa agua.
Esos tarros de agua se pueden encontrar en el espacio de devoción y recuerdos. También es bendecida agua en envases que traen los mismos peregrinos.