OCHOCIENTOS AÑOS
En varios inventarios de «papeles» de la orden militar de San Juan de Malta se registra un privilegio, seguramente perdido, que nos da a conocer que el rey don Fernando, la reina y el infante don Alfonso donaron a los frailes de la encomienda de Calasparra la ermita de Nuestra Señora de Cortes y la dehesa aneja, situadas cerca de la villa de Alcaraz y dentro de su alfoz.
En algunos asientos se anota que el documento estaba fechado el 16 de agosto de 1260 y en otros solamente se cita el año, «mil ducientos y sesenta».
Con el año 1260 de la Era Hispánica se corresponde con el año 1222 de la Era Cristiana, este documento acredita ocho siglos de culto a la Virgen de Cortes.
PATRONAZGO
La de la Virgen de Cortes es una advocación local, generada y arraigada en la serrana tierra de Alcaraz, nominada por sus habitantes e íntimamente unida a sus avatares vitales. Es una Virgen patronal que les proporciona consuelo, esperanza, señas de identidad y bases de cohesión social y a la que le han levantado un santuario donde la imagen está entronizada y es muy venerada. Su devoción seguramente comenzó a desarrollarse a finales del siglo XV y desde entonces se fue expandiendo rápidamente por un enorme territorio. A rezarle acuden hoy multitud de fieles de casi toda la provincia de Albacete, de La Mancha de Ciudad Real y Cuenca, del Campo de Montiel y de áreas limítrofes del noreste de la provincia de Jaén y del noroeste de la de Murcia.
GRAN DEVOCIÓN
A lo largo de ochocientos años, un extraordinario e incalculable número de devotos -desde personas muy humildes hasta encumbrados miembros de la nobleza, milicia y clero, pasando por todos los estamentos intermedios- le ha rezado y le reza con fervor a la Virgen de Cortes solicitando su intercesión. Los fieles siempre han hecho tangible su veneración a la Virgen con diversas manifestaciones piadosas, abundantes limosnas y múltiples regalos de muy variada índole.
ORDEN MILITAR SAN JUAN DE MALTA
Según la leyenda de origen, la aparición/hallazgo de la imagen tuvo lugar el 1 de mayo de 1222 en la dehesa de Cortes, que pertenecía a la orden militar de San Juan de Malta y dependía directamente del comendador de Calasparra. La no pertenencia de la tierra sagrada a Alcaraz motivó una serie de frecuentes enfrentamientos de sanjuanistas y alcaraceños por la posesión de la imagen, ermita y territorio. A pesar de las muchas desavenencias, numerosos pleitos y diversos amojonamientos y deslindes, la orden de San Juan mantuvo en su poder ermita y dehesa hasta que, probablemente, en el tercio central del siglo XVIII perdió el dominio del santuario, que pasó a pertenecer al Arzobispado de Toledo y dentro de él al Arciprestazgo de Alcaraz.
CORONACIÓN
La imagen fue coronada canónicamente el día en el que se cumplía el séptimo centenario de la fecha que se atribuyó a su aparición/hallazgo. Se calculó que la presenciaron unas diez mil personas (aunque ciertas fuentes mencionan treinta mil) venidas de todos los pueblos de la comarca y de algunos más alejados. La Virgen fue proclamada Capitana de la región, colocándosele un bastón como símbolo de nombramiento (algunos autores dicen que el nombramiento fue de alcaldesa y capitana provincial). Para la ocasión se hicieron coronas, rostrillo, vestido, terno de los celebrantes y frontal de alta; el Hermano Mayor de la Archicofradía, el rey Alfonso XIII, le regaló a la Virgen un cáliz de plata.
Tuvo lugar una solemnísima función; luego se llevó la imagen a Alcaraz, celebrándose por espacio de tres días grandes festividades. El himno compuesto para la Coronación fue cantando a coro por todos los asistentes.
RECORONACIÓN
El 30 de abril de 1943 tuvo lugar la Reconoración de la Virgen de Cortes, siendo la ceremonia, a la que asistieron numerosas personalidades la manifestación religiosa más significativa de la postguerra en la ciudad y la comarca.
Según Carrascosa González, el rostrillo y la corona que llevaron la Virgen y el Niño, respectivamente, fieron los mismos que en la Coronación, pero la corona de la Virgen y la mayor parte de la ráfaga -pequeñas partes de la anterior se integraron en la nueva- se labraron ex profeso para la ocasión porque desaparecieron en la Guerra.
La corona fue pagada con las donaciones de los alcaraceños, avecindados en la ciudad y ausentes, y de los fieles de muchas otras poblaciones. La devoción de la comarca a la Virgen de Cortes volvió a ponerse de manifiesto una vez más.