Las campanas de Cortes se marchan al taller. Ellas que tanto han tocado y resonado entre encinas y pinares, convocando, llamando, avisando que sale o que entra la Señora, ahora se han enterado que Ella, su Señora, va a celebrar los ochocientos aniversario, y con prisa y premura quieren acicalarse, perfilar el tono, renovar inscripciones, darse brillo y esplendor para llamar a todos, para que nadie de la sierra de Alcaraz olvide que desde el día de mayo del año del Señor 1.222, Ella quiso instalar su morada en un pico arenisco y pequeño, pero siempre vigilado por la fortaleza y serenidad de la Almenara.
Seguro que no se les olvidará cual ha sido siempre su misión y a mediados del mes de agosto, otra vez, estarán volteando sus badajos por encima de los pinares que rodean la casa de la Señora.
Hasta pronto.